La actitud correcta incluye:
- Saber que el dolor no suele reflejar la existencia de una lesión, sino sólo un mal funcionamiento de la musculatura.
- Mantenerse lo más activo posible y seguir trabajando, y evitar tan sólo lo que el dolor impide hacer.
- Asumir que el dolor tiende a mejorar con el tiempo y que en los casos en los que esto no ocurre es posible adaptarse a él sin necesidad de renunciar a casi nada.
- No tomar medicamentos, o hacerlo sólo excepcional y transitoriamente si las molestias empeoran.
Hay datos que sugieren que, a diferencia de lo que ocurre con los pacientes anglosajones, en los que la tendencia al catastrofismo es el aspecto psicológico con mayor influencia en la discapacidad que ocasiona el dolor de espalda, la única variable psicológica realmente relevante en los pacientes españoles con dolor lumbar es » tener una personalidad ansiosa» (lo que se denomina «ansiedad-rasgo»), lo que sugiere la influencia de factores culturales.
Desde la Escuela Española de la Espalda EEDE, trabajamos para la promoción de la salud pública en el ámbito del dolor de espalda.