Si le duele la espalda, atento a estas cuatro recomendaciones de cara al verano

Podría decirse que el verano es bueno para la espalda, ya que es una época del año en la que los factores que condicionan la aparición del dolor de espalda son más amables.  Eso no significa que no se pueda padecer dolor de espalda en verano, pero sí que los factores de riesgos son más fáciles de mitigar y resulta más fácil fomentar los factores que nos ayudan a reducir ese dolor si ya lo está sufriendo durante todo el año.

A continuación comentamos una serie de recomendaciones que en casos de padecer dolor crónico de espalda le puedan ayudar a mitigar sus efectos y a fomentar la salud de su espalda. Teniendo en cuenta que el verano normalmente es una época de cambio, donde la mayoría de la población aprovecha para tener vacaciones y cambiar sus rutinas, va a ser relevante que tenga en cuenta los siguientes aspectos:

 

  • Cuidado con los cambios radicales de dieta. Recuerde que en sus intestinos hay unas enzimas especializadas en degradar los compuestos que normalmente ingiere. Si cambia muy rápido el tipo de alimento que consume estas enzimas tardan un tiempo en adaptarse a los nuevos alimentos, además de evitar los atracones en eventos y fiestas. Ambos factores pueden provocar inflamaciones de los intestinos asociadas a las lumbalgias. Es recomendable tener una dieta ligera aprovechando la gran variedad de frutas y verduras de temporada, e irlas integrando de forma progresiva en su dieta.

 

  • Largos viajes y carga de equipajes. No se trata de que no viajemos por nuestro dolor de espalda, pero sí que hay que minimizar el impacto que puede tener en nuestra espalda los largos periodos sentados en aviones, trenes, barcos y coches. Hay que hacer parones regulares para levantarse y estirar las piernas, intentar tener los asientos más ergonómicos posibles y usar cojines reposa lumbares y cervicales. También evitar cargar demasiado peso en la espalda usando maletas de viaje con cuatro ruedas, mochilas adaptables a la espalda con el centro de gravedad lo más cerca posible de la columna, que no sean demasiado pesadas según la capacidad de cada uno.

 

  • Prácticas deportivas nuevas. Hablando en términos de entrenamiento deportivo existe el concepto de especificidad de la tarea. Este concepto implica que el cuerpo se adapta a unas tareas en concreto y no a otras. El cambio radical de actividades y sobretodo el sobre entrenamiento puede generar un gran estrés sobre las estructuras de la columna desencadenando una crisis dolorosa. Por tanto, siempre que intente practicar deportes nuevos empiece de forma progresiva dando tiempo a su organismo a adaptarse a esas actividades, una vez que se sienta cómodo vaya incrementando el volumen y la intensidad del ejercicio.

 

  • Trabajos de temporada. El verano no es una época de descanso y recuperación para todos. Más bien todo lo contrario. En el sector especialmente orientado a la hostelería, restauración y ocio es cuando más tienen que trabajar, con jornadas laborales extralargas y muy pocos días para el descanso. Para las personas que vivan esta situación es especialmente recomendable que inviertan un poco de tiempo cada día para hacer ejercicios que le ayuden a descargar las estructuras musculares, que practiquen alguna actividad física como caminar, correr, nadar u otras similares a intensidad moderada. Incluso recibir de vez en cuando alguna terapia manual por un profesional acreditado para aliviar las tensiones musculares.