Como dicen que un buen ejemplo vale más que mil palabras, os comentaré una visita médica que realicé a un paciente, varón de 51 años, hace 2 días y que demuestra claramente la necesidad de seguir rompiendo las creencias erróneas anticuadas sobre las dolencias de espalda.
En concreto, este paciente tenía una lumbalgia crónica, desde hacía 4 años, y en la resonancia magnética aportada se veían signos de artrosis vertebral lumbar y una hernia discal L4-L5; le habían comentado que no se podía operar y que debía tomar medicamentos analgésicos y antiinflamatorios para controlar su afección. Sin embargo, lamentablemente, como ocurre en muchas ocasiones, el dolor se hacía resistente a los fármacos que no conseguían reducir su intensidad. Durante la visita el paciente durante la visita, con sorpresa, que no entiende por qué su dolor desaparece al caminar durante un buen rato (30-60 minutos) y que tiene miedo que eso perjudique su espalda.
La realidad es que el sedentarismo aumenta el riesgo de padecer dolor de espalda y el reposo en cama el riesgo de que este dolor se prolongue por más tiempo y reaparezca más fácilmente. A la inversa, estar físicamente activo y no ser sedentario disminuye el riesgo de padecer dolor de espalda. Además, si el dolor aparece, mantener el mayor grado posible de actividad física ha demostrado acortar su duración y reducir el riesgo de que reaparezca. Por eso, simplemente caminar cada día 30-60 minutos ya genera un efecto positivo sobre la salud de nuestra espalda. Así pues, tomad buena nota.
Dr. Mario Gestoso
Director Médico de la Escuela Española de la Espalda